Paseo mi mente en la noche y me aferro a un tiempo que mepertenece intentando alejarme del ruido de otras horas.
Mi espacio está ahora a salvo de cruzarse con el de otros. Busco
desesperadamente encontrarme conmigo misma, preguntándome
constantemente qué hacer y qué decir.
Quiero ser mi mejor amiga sin darme cuenta de que llevo dentro a
la peor contrincante.
Lucho con fuerza para sacar a flote lo más puro de mí, mi
verdadera yo, pero en mi camino aparecen muros con los que tropiezo y
los que intento recorrer, a pesar de que no puedo conmigo.
No encuentro la salida; no hay ninguna puerta por donde salir y
me paro y descanso hasta que mis fuerzas vuelven.
Camino y camino...
Me canso de medir mis pasos y araño con intensidad cada ladrillo
queriendo atravesar su superficie fría y amenazadora. No tengo
suficientes fuerzas.
Me siento y miro sin expresión cómo llagan mis manos y decido
comenzar de nuevo. Siempre es más fácil seguir el camino marcado que
dejarse la vida a mordiscos en cualquier piedra.
Es igual. Pienso que llegaré al final en cualquier momento y
ajusto el paso a mis necesidades, permitiéndome el lujo de parar de
vez en cuando, pero sabiendo que después tendré que volver al camino.
Levanto la mirada y veo el cielo muy lejos. Cuanto me gustaría
poder tocarlo.... Pero el muro casi lo tapa.
Me pregunto qué pasaría si trepara por él. Quizá podría
agarrarme a los salientes y subir poco a poco, pero... no, mejor
seguir el camino....es más fácil.
No quiero arriesgarme a caer después de tanto esfuerzo. Pienso
que en alguna caída podría no volver a levantarme.
Si, es mejor seguir andando.
Ando, ando, ando... ¿Dónde voy?.
El camino hacia arriba es más corto, pero desconfío de mis
fuerzas y me siento a llorar mi propia cobardía.
Siento cómo el dolor de mi alma me roza ya la piel y me abrazo a
mí misma intentando buscar consuelo. No lo encuentro. Comprendo que me
estoy engañando y me lleno de furia.
Camino más deprisa y quemo mis energías mucho antes.
Oigo, ¿A qué esperas? ¡Vuelve a sentarte! ¿No ves que ya no
puedes más? Pero recuerda: ¡debes seguir andando más tarde!.
Es mi camino, el que yo he elegido.
- ¡Vamos! ¡Camina, camina! Pero recuerda: ¡debes descansar a
menudo para poder seguir andando...!
- Sí.....para poder seguir compadeciéndome de mí misma...
♥Diosa Bastet♥









No hay comentarios:
Publicar un comentario